El 24 de Octubre de 1995, el FNC (Federal
Networking Council, Consejo Federal de
la Red) aceptó unánimemente
una resolución definiendo el término
Internet. La definición se elaboró
de acuerdo con personas de las áreas
de Internet y los derechos de propiedad
intelectual. La resolución: "el
FNC acuerda que lo siguiente refleja nuestra
definición del término Internet.
Internet hace referencia a un sistema
global de información que (1)
está relacionado lógicamente
por un único espacio de direcciones
global basado en el protocolo de Internet
(IP) o en sus extensiones, (2) es capaz
de soportar comunicaciones usando el
conjunto de protocolos TCP/IP o sus
extensiones u otros protocolos compatibles
con IP, y (3) emplea, provee, o hace
accesible, privada o públicamente,
servicios de alto nivel en capas de
comunicaciones y otras infraes-tructuras
relacionadas aquí descritas".
Internet ha cambiado en sus dos décadas
de existencia. Fue concebida en la era
del tiempo compartido y ha sobrevivido
en la era de los ordenadores personales,
cliente-servidor, y los network-computer.
Se ideó antes de que existieran
las LAN, pero ha acomodado tanto a esa
tecnología como a ATM y la conmutación
de tramas. Ha dado soporte a un buen
número de funciones desde compartir
ficheros, y el acceso remoto, hasta
compartir recursos y colaboración,
pasando por el correo electrónico
y, recientemente, el World Wide Web.
Pero, lo que es más importante,
comenzó como una creación
de un pequeño grupo de investigadores
y ha crecido hasta convertirse en un
éxito comercial con miles de
millones de dólares anuales en
inversiones.
No se puede concluir diciendo que Internet
ha acabado su proceso de cambio. Aunque
es una red por su propia denominación
y por su dispersión geográfica,
su origen está en los ordenadores,
no en la industria de la telefonía
o la televisión. Puede -o mejor,
debe- continuar cambiando y evolucionando
a la velocidad de la industria del ordenador
si quiere mantenerse como un elemento
relevante. Ahora está cambiando
para proveer nuevos servicios como el
transporte en tiempo real con vistas
a soportar, por ejemplo, audio y vídeo.
La disponibilidad de redes penetrantes
y omnipresentes, como Internet, junto
con la disponibilidad de potencia de
cálculo y comunicaciones asequibles
en máquinas como los ordenadores
portátiles, los PDA y los teléfonos
celulares, está posibilitando
un nuevo paradigma de informática
y comunicaciones "nómadas".
Esta evolución nos traerá
una nueva aplicación: telefonía
Internet y, puede que poco después,
televisión por Internet. Está
permitiendo formas más sofisticadas
de valoración y recuperación
de costes, un requisito fundamental
en la aplicación comercial. Está
cambiando para acomodar una nueva generación
de tecnologías de red con distintas
características y requisitos:
desde ancho de banda doméstico
a satélites. Y nuevos modos de
acceso y nuevas formas de servicio que
darán lugar a nuevas aplicaciones,
que, a su vez, harán evolucionar
a la propia red.
La cuestión más importante
sobre el futuro de Internet no es cómo
cambiará la tecnología,
sino cómo se gestionará
esa evolución. En este capítulo
se ha contado cómo un grupo de
diseñadores dirigió la arquitectura
de Internet y cómo la naturaleza
de ese grupo varió a medida que
creció el número de partes
interesadas. Con el éxito de
Internet ha llegado una proliferación
de inversores que tienen intereses tanto
económicos como intelectuales
en la red. Se puede ver en los debates
sobre el control del espacio de nombres
y en la nueva generación de direcciones
IP una pugna por encontrar la nueva
estructura social que guiará
a Internet en el futuro. Será
difícil encontrar la forma de
esta estructura dado el gran número
de intereses que concurren en la red.
Al mismo tiempo, la industria busca
la forma de movilizar y aplicar las
enormes inversiones necesarias para
el crecimiento futuro, por ejemplo para
mejorar el acceso del sector residencial.
Si Internet sufre un traspiés
no será debido a la falta de
tecnología, visión o motivación.
Será debido a que no podemos
hallar la dirección justa por
la que marchar unidos hacia el futuro.